Riegos Bullentó, desde 1963

Aunque hoy en día parece que la comodidad de disponer del agua allá donde la necesitemos haya sido un bien siempre existente, la realidad es muy diferente.

En el pasado siglo XX la agricultura era el principal modo de vida de todos aquellos emprendedores de la época que sacaban partido de sus parcelas, dotándolas de diferentes cultivos que les permitían obtener los beneficios para su subsistencia. Pero pongámonos en contexto.

Ya sabéis la espectacular temperatura de la que podemos disfrutar al largo del año en Pego, temperaturas suaves con más de 350 días de sol al año. Este factor para la agricultura, aunque dispongamos de una tierra con una muy buena calidad y de un marjal envidiable, implica que las lluvias sean escasas y que por lo tanto tuviéramos que encontrar la forma de distribuir el agua a todas aquellas parcelas situadas a la falda de nuestras montañas.

Los principios de Riegos Bullentó

Esta fue la necesidad que puso en marcha a los agricultores de la época para encontrar la solución definitiva a la escasez hídrica en terrenos montañosos con el fin de desarrollar el sector agrícola de la localidad.

Así Riegos Bullentó empezó en 1963 como Grupo Sindical de Colonización nº350 gracias a los proyectos de agua hechos por el ingeniero León Matosses Falcó de Sueca.

A partir de esta época pudimos comprobar el gran repunte de los cultivos de regadío, sobretodo de los cítricos como los naranjos, además de las hortalizas, gracias a los cuales se desarrolló la plantación de cientos de miles de hectáreas con variedades realmente selectas que permitieron el desarrollo de la economía en la población, dejando de lado los cultivos de secano como los almendros y olivos.

Esta evolución, no sólo modificó la forma de vida de los habitantes de Pego, sino que además hizo que el Grupo Sindical de Colonización nº350 cambiara su funcionamiento y con ello su nombre por Sociedad Agraria de Transformació (SAT) 3795 el 16 de Mayo de 1983. Convirtiéndose así en lo que es hoy en día, una sociedad de agricultores y de gestión del agua.

Gracias a esta efectiva gestión del agua, pudimos convertir nuestras tierras en un gran centro agrícola que no sólo permitía el acceso al principal medio de regadío a todos los puntos de la geografía de nuestra población, sino que además mejoró el bienestar de la población dotándola de una mayor riqueza.